Correspondencia secreta

Cuando Luis se enteró que su madre y hermanas se encontraban también presas, ideó un medio de comunicación para reconfortarlas; basado en recados escritos que enviaba a través de su carcelero; primero en huesos de aguacate, papelitos ocultos en plátanos y peras u otra clase de frutas; y después, mediante cartas. Los inquisidores debieron ser parte interesada en ello, ya que le proporcionaban tinta y papel.

El Mozo, escribirá numerosas cartas, conservadas gracias a que fueron copiadas por el escribano durante el proceso. No queda registro de las fechas, solamente se sabe el nombre de la persona a la que fueron dirigidas, ya que en su testimonio, Gaspar de los Reyes, alcaide de las cárceles secretas y mensajero de Luis, las entregó todas conjuntamente.

La carta más extensa fue guardada en un lienzo y más tarde agregada al segundo proceso, de donde fue robada junto con los otros tres libritos.

Los temas son repetitivos; algunos hacen referencia a vivencias y observaciones internas en la propia prisión, como cuando se entera que Manuel de Lucena atestiguó en su contra y se lo transmite a sus hermanas; otras veces solo las tranquiliza; pero la mayoría son muestras de su fervor religioso, rezos y palabras de la Biblia, que según dice a sus hermanas, a él le dan ánimo y por ello debe transmitírselas, para fortalecer también la fe de sus almas con el fin de mitigar su temor a ser condenadas.

Se recogen pasajes del Antiguo Testamento y sueños que tiene en la cárcel, que él interpreta como revelaciones divinas. Describe el día del Juicio Final y la reedificación de Jerusalén, el sacrificio de Isaac, la de Job, la del profeta Tobías e insiste en la profecía de Isaías. Exhorta a sus hermanas a que imiten a las profetisas y heroínas bíblicas: penitencia y oración como Ana y Esther, hermosura como Raquel, castidad como Susana, fuerza como Judith y Jael, victoria como Débora y María, fe como Sara y honestidad como Ruth.

Según parece las cartas fueron escritas en un lapso corto de tiempo, posiblemente durante 22 días, coincidiendo con la suspensión temporal de las audiencias con los Inquisidores. En la mayoría de los casos fueron unas seis cartas diarias. Parece que la primera fue dirigida a su hermana Leonor y la última, a su hermana Mariana.